
Frente a todo esto, frente a las imágenes que duelen y a los datos que golpean, creemos que hay mucho por hacer y estamos seguros que juntos podemos hacerlo. Tenemos que hacerlo.
Nuestro querido país tiene todo el potencial necesario para ser realmente una tierra en la que ninguna persona viva en la miseria.
No nos vamos a acostumbrar a ver chicos con hambre. No queremos un país con educación para pocos. No vamos a resignarnos a que un niño se muera por no ser vacunado a tiempo. No queremos ver padres jóvenes que no trabajan, queremos apostar a una cultura de solidaridad, educación y trabajo.
Hoy, más de 2 millones de voluntarios de todas las edades, en toda la Argentina, trabajan y dejan sus horas y esfuerzos para que las cosas empiecen a cambiar.
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