
Pero en ese lugar que puede maravillar al mundo con sus riquezas, en este lugar que es nuestra querida Argentina, los que cada día salimos de nuestras casas nos chocamos con imágenes que duelen demasiado, con imágenes que reflejan necesidades y urgencias.
Nos encontramos con el sufrimiento de los que nada hicieron para merecerlo... nuestros chicos. Y decimos "nuestros" porque ellos son inevitablemente nuestra responsabilidad, y porque sentimos que no podemos mirar para otro lado.
Hoy, ahora, millones de nuestros chicos están perdiendo su infancia, sus derechos, sus posibilidades de llegar a ser personas. En lo que tardamos en leer estas líneas, hay un chico que se está muriendo porque nadie le tendió una mano.
Esta realidad nos afecta directa o indirectamente, porque estamos juntos y dependemos unos de otros, y porque creemos que no se puede ser feliz rodeados de tanto dolor.
Pensar en el prójimo es verse a uno en el otro, y entonces, palabras como "ellos", "otros", "algunos", empiezan a transformarse en un NOSOTROS.
En Manos por Hermanos sentimos que lo que se está perdiendo, lo que está en juego y debemos recuperar, es el futuro de TODOS.
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